—Lucía, en realidad no necesitamos llevar esto a un punto de tensión. Raúl hizo todo esto pensando en ti.
—Él solo quiere proteger su matrimonio contigo, pero al mismo tiempo teme que no pueda satisfacer tus deseos, y eso podría afectar su relación. Por eso me pidió que te ayudara.
—Quizás no me supe expresar. Ahora te lo estoy explicando en serio; realmente no es mi intención forzarte.
¿No era su intención forzarla?
Su actitud de hace un momento mostraba claramente que solo quería aprovecharse de ella a la fuerza.
Lucía no era una niña ingenua; tenía sus propias ideas y su propio juicio.
Por eso, no tenía el más mínimo deseo de intercambiar una sola palabra más con el miserable del Eric.
Tan solo ver al hombre frente a ella un segundo más le provocaba un intenso asco.
Eric, sin embargo, creyó que sus palabras habían convencido a Lucía y, sin vacilar, intentó de nuevo acariciar su mano.
Si Lucía no rechazaba su toque, eso significaría que ella también tenía deseos ocultos.
Entonces, po