Andrea
Andrea sostenía el teléfono contra su oído mientras escuchaba la voz preocupada de Edward al otro lado de la línea. Él intentaba, sin éxito, convencerla de que no viajara a Los Hamptons.
—Tengo un mal presentimiento —dijo él con tono serio.
Ella no pudo evitar reír ante su dramatismo.
—No va a pasarme nada, tranquilo. Necesito ir y tratar de conseguir más información.
—Prométeme que si algo ocurre, me llamarás de inmediato.
—Lo prometo. Ahora debo colgar. Dale un beso a Eve de mi parte.
Edward suspiró, resignado, y se despidió a regañadientes. Apenas había colgado la llamada cuando escuchó golpes en la puerta.
Respiró hondo antes de abrir.
Nolan la esperaba apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa confiada en el rostro.
—Hola, preciosa. ¿Estás lista?
Andrea le devolvió una sonrisa ensayada, intentando que pareciera natural.
—Hola. Sí, estoy lista. Vamos.
Tomó la pequeña maleta que tenía preparada y su bolso de mano. Cerró la puerta tras de sí y siguió a Nolan hasta su