Desde donde estaba, podía ver cómo el ambiente de la celebración se tornaba tenso y hostil.
Los invitados comenzaron a dispersarse tras la bochornosa escena protagonizada por Freya, quien continuaba gritando como una desquiciada, incapaz de controlar sus emociones.
Intenté comunicarme mentalmente con Madeleine, pero el enlace estaba bloqueado, lo cual disparó todas mis alarmas.
Algo no estaba bien.
Busqué su presencia entre la multitud, moviéndome con cautela para no levantar sospechas, pero no lograba encontrarla.
El beta de Dante, evidentemente nervioso, intentaba calmar a los invitados, repitiendo excusas baratas sobre los nervios de Freya y la tristeza por la pérdida de sus padres.
Mentiras que nadie creía.
Los murmullos se extendían como pólvora y las miradas de burla eran imposibles de ocultar.
Mientras tanto, Dante, visiblemente molesto, prácticamente arrastraba a Freya fuera del salón, haciendo un esfuerzo patético por mantener las apariencias.
No podía perder más tiempo.
Me c