Capítulo 51
Lo primero que vi al esperar fue una espalda desnuda. Antoni estaba sentado en la cama en la que me encontraba y observaba el paisaje que se podía apreciar desde una inmensa pared de cristal que daba a un igual de inmenso balcón. De más está decir que no me encontraba en mi casa. La habitación que compartía con mi pequeño cabía en un rincón de aquella suite.
—¿Dónde estamos? —pregunté. Lo último que recordaba era haberme quedado dormida en los brazos del hombre que ahora me daba la espalda, tras hablar con su hermano.
—En mi casa. —dijo él sin voltear a verme.
—¿Por qué no me llevaste a mi casa?
Por fin se giró un poco y me miró. Sus ojos azules escanearon mi rostro antes de por fin formular una pregunta.
—¿Por qué mi hermano te drogó?
Ahora sí me desperté del todo. Me incorporé hasta quedar sentada.
—¿Qué?
—Sí. Antes de quedarte dormida me dijiste que él te había drogado, que se había equivocado de copa.
—No sé por qué dije eso —me apresuré a aclarar—. Quizás solo estaba