Capítulo 42
Al parecer demoré más de lo que imaginé estando en el baño de la segunda planta porque cuando bajé encontré la mesa servida. Antoni había prendido unas cuantas velas y ahora servía un poco de vino en dos copas.
—Espero que te guste todo lo que preparé. Aprendí a cocinar hace años en casa de Sebastián. Leonor sí que nos preparó para cualquier evento que se presentara en nuestras vidas.
—¿Y cocinar para qué evento sería? —pregunté tras tomar asiento en el lugar que me indicó.
—Para cuando estuviera solo, desempleado… o con una mujer hermosa en medio de una isla cualquiera.
Sonreí abiertamente.
—No estamos en una isla.
—Para mí, tras estas paredes ahora mismo solo hay mar. Activé el inhibidor de conexión a internet para que en estas 24 horas solo existamos nosotros.
Nosotros. No había un nosotros. Quizás él podía estar todas esas horas despreocupado. Nadie dependía de él o no de la forma en que depende un niño de su madre. Me pregunté de inmediato cómo estaría mi hijo y si m