Capítulo 41
—¿A dónde vamos? —pregunté viendo como el helicóptero cambiaba de jubilación.
De más está decir lo nerviosa que estaba, por mucho que Antoni me asegurara que estábamos seguros volando en aquella cosa metálica, no dejaba de pensar todo lo que me había llevado hasta allí. ¿Qué pretendía Antoni con todo eso? ¿Que me entregara en cuerpo y alma a él, solo porque me acababa de dar un paseo por la ciudad? Pues no era suficiente, nada lo sería.
—Será una sorpresa. —escuché que me decía con el sonido metálico de los auriculares.
No dije nada pero supe de qué se trataba todo cuando, a unos kilómetros de la ciudad, comenzamos a descender en un pequeño campo de pasto bien cuidado. Estábamos en el jardín de una pequeña mansión cerca de la playa.
—Debí imaginarlo. —le dije en cuanto pusimos los pies en la tierra. Una parte de mí deseó arrodillarme y besar el suelo agradeciendo que estuviéramos con vida.
—¿Imaginarlo? ¿Qué imaginaste?
Me encogí de hombros y avancé con él hacía un ca