Un lobo de pelaje café devorando las entrañas de un ciervo, parecía esperar paciente un enfrentamiento. Descuidado disfrutaba de su desayuno.
No se encontraba muy lejos, impaciente por la tardanza de toda la manada Imperión, alzaba la cabeza mirando atrás, la calma a su alrededor lo hacía desesperar cada minuto más.
De pronto escucho un crujido pero al darse cuentea que no era anda continuo con lo suyo.
Estaba cerca un pequeño grupo de lobos.
—Esperen, creo que lo veo —con la voz baja agachándose y cubriéndose tras de un árbol fue descubierto por una loba gris.
Los tres lobo observaron al extraño lobo, uno de ellos abrió sus ojos con extrañeza, le parecía reconocer cada detalle de ese animal salvaje.
—No puede ser —reacciono de inmediato —es el lobo de la señora Camila
Sus compañeros saltaron con extrañeza, al examinar con detalle coincidieron que en efecto era ella.
Cruzaron miradas preguntando como era posible que ella pudiera vagar y cazar.
—Es imposible, si la Luna Camila está mu