Nathan guió a Tete hacia una cabaña apartada, rodeada por la quietud del bosque.
—¿Dónde estamos, papá? —preguntó Tete, sintiendo una mezcla de ansiedad y curiosidad.—Es una cabaña en la lejanía, entra —respondió Nathan, con su tono serio y determinado.Tete obedeció, pero al adentrarse en el cuarto frío y desolado, su corazón se detuvo al ver a Estrella tirada en el suelo, con signos evidentes de maltrato y su ropa desgarrada.—¡Estrella! —exclamó Tete, corriendo hacia ella y abrazándola con fuerza, sintiendo el nudo en su garganta al verla inconsciente.—Estrellita... —murmuró, acunando su cabeza entre sus piernas, desesperada por despertarla.Nathan observaba la escena con una mezcla de indiferencia y curiosidad.—Vaya, ¿tanto te preocupa esa niña estúpida? —comentó, con un susurró de burla en su voz.—Papá, ella está sufriendo, déjala ir —suplicó Tete, llena de angustia y determinación.—Tete, sé l