53. Cumplir la promesa
Sebastian
Isabella entró a la suite sin poder percatarse de mi presencia, ni la de forma en la que yo la observaba embelesado desde las sombras de aquella habitación.
Comenzó por quitarse los zapatos y luego alcanzó la cremallera de su vestido. Sus dedos rozaron el inicio de su espalda y luego se detuvo a medio camino. Ladeó la cabeza y esbozó una seductora sonrisa que yo no pude evitar compartir.
—Si me ayudaras, sería un poco más fácil… —Dijo en un delicado y suave susurro que me invadió el cuerpo entero.
Joder, olvidaba lo perspicaz que podría ser aquella mujercita algunas veces.
Avancé lento hacia ella e ignoré las ganas terribles que tuve de devorarla cuando comenzó a jugar con la seda de su vestido, dejándose caricias por todos lados.
Caricias que yo me moría por ofrecerle…
Llegué a ella enterrando mis dedos en el recogido de su cabello y tiré de él provocando que la maniobra me diese total y completo acceso a su cuello. Habría pasado mi vida entera impregnado a ese aroma que la