Bella
Sentí una fuerte sacudida al mirarle, también supe que él estaba sintiendo lo mismo cuando desapareció a través del pasillo.
—¿Lo conoces? —Preguntó Sandro, trayéndome de vuelta a la conversación tediosa que habíamos mantenido por muchísimo rato.
Nuestros padres habían decidido marcharse hace poco menos de treinta minutos, dejándonos a Sandro y a mi media botella de vino por termina. Por supuesto que tuve toda la intención de marcharse, pero a mi padre le pareció una muy buena idea que me quedase acompañando al hijo de los Vitale.
—Es un amigo. —Un poco más que eso…
Me llevé la copa a los labios y tomé un sorbo, creyendo así, que el líquido apartaría todas mis emociones.
—Le he visto en los titulares. —Comentó