— ¿De verdad voy a vivir contigo mami? — Jhony preguntó aquello por milésima vez mientras Hanna empacaba todas sus cosas — Ya no tengo que quedarme con papá.
— No, tesoro — la mujer sonrió —, ya no lo necesitas.
Hanna cerró la maleta de su hijo mientras Maximiliano los miraba desde la puerta de aquella habitación y cuando ella asintió, el hombre se acercó para tomarla. Habían salido del juicio hacía solo dos horas, pero aquello era lo que necesitaba para ser feliz. Tomó a su hijo en brazos emocionada, aun cuando el odio se respiraba a su alrededor en aquella casa.
— Maldita perra, no pienses que ganaste — masculló su exmarido bebiendo en el sofá de la sala de estar —. Este bastardo no podrá soportarte, nadie quiere al hijo de otro.
— No soy un hijo de … Un hombre de tu calaña — Maximiliano contuvo sus palabras—. De hecho, te agradezco que seas ese tipo de hombre, has dejado a la mejor de las mujeres libre para mí.
Hanan salió de la sala de estar cuando su exmarido bufó, Maximiliano la