—¡¿Que le ha pasado!? — preguntó Mariano preocupado.
—La han disparado. — respondió Enzo.
—¿Hace cuánto? — Enzo le miró.
—Hace treinta minutos. — Mariano abrió sus ojos como platos.
—Eso es mucho, hay que parar la hemorragia y mirar si está la bala.
Orlando, sabía quién podría ayudarlo, ya lo había hecho y sabía cómo funcionaba. Estudió medicina y la necesitaba.
—Sé quién puede sacarle la bala. — la voz de Orlando, captó la atención de todos.
—¿Quién? — preguntó Mariano.
—Se llama Alessandra Espósito, trabaja para mí. — respondió.
—¿Una puta? ¿Una puta le sacará la bala? — ese comentario a Orlando no le gustó, que se haya referido a ella de esa manera, le molestó.
—No es puta, es camarera. — corrigió. —Estudió medicina.
—Llámala. — habló Enzo. —La necesitamos. — Orlando cogió su móvil y marcó.
Era tarde para ella, seguramente estaría durmiendo, pero ella contestó.
—¿Orlando? — preguntó con la voz un poco adormilada.
—Si, sé que es tarde, pero te necesito. — suplicó.
—¿Qué pasa? — pr