Alexis Miller estaba sentado al volante de su lujoso automóvil, su elegante traje de etiqueta perfectamente ajustado a su figura. A través de los cristales oscuros, podía ver la imponente mansión de sus abuelos erguirse ante él, un símbolo de la riqueza y las tradiciones familiares que siempre lo habían rodeado. Sin embargo, en lugar de sentirse cómodo en ese entorno conocido, una sensación de nerviosismo lo invadía. Sabía que su abuela había convocado a sus tres nietos, y las razones detrás de esa reunión siempre llevaban consigo una carga emocional demasiado pesada.

Con una mano temblorosa, Alexis tomó su teléfono y trató de comunicarse con sus hermanos, Jorge y Erick. Marcó el número de Jorge, pero la llamada fue directo al buzón de voz. Frustrado, probó con Erick, pero el resultado fue el mismo: línea apagada. Cada segundo que pasaba aumentaba su inquietud. La mansión que antes le parecía familiar ahora parecía opresiva, y la idea de entrar solo lo llenaba de ansiedad.

Miró el rel