Sasha
El viento sopla sobre las ruinas del viejo mansión, llevándose consigo jirones de polvo y fragmentos de recuerdos. La noche ha caído, y una oscuridad espesa invade el horizonte, como si incluso el cielo mismo se estuviera preparando para el enfrentamiento. Estoy de pie en el porche, con los brazos cruzados, la mirada perdida en el infinito. Dentro, el ruido de las voces se eleva en ecos sordos, pero afuera, todo es silencio, un silencio cargado de promesas de violencia.
Dante y Adrian están a mi lado, también en silencio, pero cada uno lleva su propio peso. El de la guerra inminente, el de la elección que hemos hecho. Nyx no es más que una sombra entre otras, pero sus risas crueles resuenan en mi cabeza como una melodía obsesiva, recordándome que todo lo que hemos hecho, todo lo que somos, podría desmoronarse en un solo segundo.
Me giro hacia Adrian, que parece absorbido por la misma contemplación del vacío. Lleva la marca de esta guerra en su rostro, en sus ojos, en cada múscul