Sasha
El aire se vuelve más pesado con cada segundo, como si la tierra misma presionara contra nosotros, impaciente por ver lo que sucederá. El viento sopla más fuerte, pero ya no siento la frescura, solo el calor de la adrenalina que corre por mis venas. El olor de la guerra se mezcla con el de la sangre, con la promesa de una violencia que ya no se puede detener.
Adrian está a mi lado, en silencio, como siempre. Sus ojos, aunque calmados, no me dicen nada de lo que piensa, pero sé que él también está listo para sacrificarlo todo. Al otro lado del patio, Dante da órdenes, sus gestos son precisos y medidos. Está tranquilo, pero percibo la presión en la rigidez de sus hombros. Todos hemos visto lo que nos espera, pero nadie se prepara realmente para ello.
Todo está listo, murmura Adrian, su voz grave atravesando el ruido sordo de los pasos que resuenan a nuestro alrededor. No hay vuelta atrás ahora. Hay que avanzar.
Asiento con la cabeza, sin decir una palabra. Hemos elegido luchar, y