Sasha
Caminaba a través de los oscuros pasillos de la mansión, mi mente atrapada en una nueva agitación. Los últimos eventos habían dejado huellas, y el frágil acuerdo que acabábamos de cerrar, aunque crucial, no era más que un punto de partida. Un comienzo que, sabía, podría llevarnos a una tormenta aún mayor que la que acabábamos de atravesar.
Dante y Adrian me seguían en silencio, cada uno absorto en sus propios pensamientos. Sus presencias eran tranquilizadoras de alguna manera, pero no borraban las preguntas que burbujeaban en mi mente. ¿Este alianza resistiría? ¿Podíamos realmente creer en la paz, después de tantos siglos de odio y desconfianza? ¿La confianza, una vez rota, se reconstruye alguna vez por completo?
Un grito atravesó el silencio de la noche, rompiendo mis reflexiones. Un grito, ahogado, casi imperceptible, pero lo suficientemente distintivo como para alertar mis sentidos.
Me detuve en seco. Mis sentidos se tensaron, captando los más mínimos ruidos, las más sutiles