Sasha
La niebla se extiende sobre la ciudad como una mortuoria manta, sofocando toda luz. La oscuridad nos rodea, pero nuestros pasos resuenan sobre los adoquines húmedos, rompiendo el silencio mortal que reina antes de la tormenta. Avanzamos lentamente, mis sentidos alerta, cada movimiento minuciosamente calculado, cada respiración medida. Adrian camina a mi lado, su rostro tan impasible como una estatua, pero sé que siente la misma tensión que yo, esa presión que pesa sobre nuestros hombros como una carga insoportable.
Las calles de la ciudad parecen desiertas, pero sé que es una ilusión. El enemigo está allí, escondido en las sombras, esperando su momento. Y yo, estoy lista. Lista para enfrentarme, lista para sacrificar todo lo que tengo para que nuestra visión se realice. Porque en el fondo de mí, sé que esta guerra no es solo una cuestión de poder. Es una guerra por el futuro, por nuestro derecho a vivir juntos, sin tener que huir constantemente, sin tener que escondernos. Pero más importante aún, es una guerra por el amor que llevo dentro, aquel que me unirá a Adrian, a él solo, pase lo que pase.
Lanzo una mirada a Dante, que se encuentra un poco más lejos, con una expresión tan indescifrable como de costumbre. No ha dicho nada desde que llegó, pero siento la tensión que emana de él, la lucha interna que oculta tras una fachada fría. Quizás, al igual que yo, sabe que esta noche podría cambiarlo todo. Que todo podría volverse del revés en un instante, por un solo error. Pero por ahora, mantiene la calma. Porque, de una manera u otra, sabe que ha llegado la hora.
El viento comienza a soplar más fuerte, llevándose consigo los últimos vestigios de tranquilidad. El cielo, cargado de nubes amenazantes, parece doblarse bajo el peso de la angustia que nos oprime. Finalmente llegamos al lugar de la reunión, el sitio donde todo se jugará. Un edificio abandonado, un vestigio del pasado que utilizamos como base para nuestras maniobras. Sus paredes son frías, sudando humedad, y el aire aquí parece más pesado, como una promesa de sangre y destrucción. Dentro, los otros miembros de nuestro grupo esperan, impacientes, listos para lanzarse a la arena. Pero algo no va bien. La atmósfera es extraña, demasiado tranquila. Lo siento en mi vientre, esa intuición que siempre me ha guiado, poniéndome en alerta ante el más mínimo cambio.
Hago un gesto para señalar a Adrian y Dante que se mantengan alerta. Una presencia se ha hecho sentir, una fuerza que no debería estar aquí. Mi corazón se acelera en mi pecho, y una gota de sudor resbala por mi sien. Algo no va bien.
— Está demasiado silencioso, murmuro.
Adrian me mira, sus ojos oscuros perforando en la oscuridad, pero no dice nada. Lo sabe. Puedo ver la desconfianza en sus gestos. Se acerca a mí, colocándose justo detrás, listo para reaccionar ante la más mínima amenaza. El viento soplaba un poco más fuerte afuera, pero aquí no hay nada más que este silencio opresor, como una espera antes de lo impensable. Y luego, de repente, la luz de las antorchas titila. Una forma se dibuja en la sombra al fondo de la habitación, un destello de acero, una mirada brillante en la penumbra. Una silueta que conozco demasiado bien.
— Dante, digo, apenas un susurro, pero suficiente para atraer su atención.
Dante se tensa, al igual que los demás. Y es en ese momento que todo se desmorona. La sombra se disipa, revelando su verdadera forma: otro vampiro, un miembro del clan rival. No está solo. Otros lo siguen, surgiendo de las tinieblas como espectros, rostros familiares, pero traicionados por la mueca despectiva que se dibuja en sus labios.
— ¿Realmente pensaban que podrían escaparse? oímos en un murmullo amenazante.
Un escalofrío me recorre. Una traición. La guerra ha comenzado mucho antes de lo que imaginábamos.
— ¿Cómo se han atrevido? ruge Adrian, su voz baja y amenazante.
Entonces se lanza hacia el enemigo, pero lo detengo con un gesto. No todavía. No ahora. No antes de tener una oportunidad de entender. Mis ojos se desplazan rápidamente, analizando la situación, buscando una pista, una respuesta, un medio para contrarrestar esta trampa. Pero es demasiado tarde. Uno de los vampiros se lanza sobre Dante, que lo empuja violentamente, pero otros lo rodean, obligándolo a retroceder.
— No estaba previsto, murmura, su voz traicionando una pizca de sorpresa, pero también un miedo helado.
Sabía que algo no iba bien, pero no vio venir esta traición. Todos hemos sido atrapados. Sus ataques son más organizados, más estratégicos de lo que anticipamos. Es una verdadera emboscada, una trampa tendida por aquellos que creíamos estar de nuestro lado.
Un grito rasga la noche. Uno de nuestros hombres se desploma, una flecha en plena corazón. Es la chispa. La primera, pero no la última. La batalla estalla en un estruendo de ruidos metálicos, rugidos y golpes golpeando la carne. Los vampiros se lanzan a la pelea, utilizando su rapidez para sembrar el pánico y tomar la delantera. La sangre salpica, y una escena de carnicería comienza a desarrollarse bajo nuestros ojos.
No tengo tiempo para pensar. Debo actuar. Instintivamente, me lanzo a la batalla, mis garras desplegándose, mis dientes listos para morder. Un vampiro me ataca, pero lo evito hábilmente, infligiéndole una profunda herida en el cuello. Se desploma, pero no es el último. Otros me persiguen, y me veo obligada a defenderme con toda la brutalidad de la que soy capaz. Pero incluso en este caos, un solo pensamiento atraviesa mi mente: esta guerra no ha terminado. Esto es solo el comienzo.
SashaLa tierra tiembla bajo nuestros pies mientras la batalla arde a nuestro alrededor, un torbellino de violencia, furia y sangre. El ruido de los cuerpos golpeando el suelo, los aullidos de las criaturas heridas, todo se mezcla en una sinfonía macabra que parece no tener fin. Pero en medio del caos, un solo pensamiento se impone en mi mente, tan nítido como la hoja de un cuchillo: debemos ganar. No importa los sacrificios, no importa lo que cueste. Debemos ganar, porque todo lo que hemos construido podría desmoronarse en un instante si fracasamos.Adrian está a mi lado, inflexible, una bestia enfurecida en su combate. Sus ojos oscuros, llenos de una determinación feroz, están fijos en sus enemigos, y puedo ver la rabia que lo habita. Lucha con una precisión casi sobrenatural, un movimiento fluido, rápido, casi hipnótico. Pero no es lo único que me doy cuenta. También está el miedo, oculto en el fondo de sus pupilas. No el miedo a morir, sino el miedo a perder. A perder todo lo que
SashaLa bruma del veneno se ha disuelto, pero una nueva forma de fatiga me invade ahora, más profunda, más tenaz. Cada respiración es una lucha, cada latido del corazón un recordatorio de la fragilidad de nuestra existencia. Sin embargo, estoy de pie, al lado de Adrian y Dante, mientras enfrentamos la última ola de nuestros enemigos. La tensión que flota en el aire es palpable, como una espada lista para cortar.Nuestros pasos resuenan sobre el suelo húmedo, y avanzamos en esta arena de muerte y destrucción, donde solo los más fuertes sobreviven. La batalla que rugía a nuestro alrededor se desvanece poco a poco. Los vampiros, los mercenarios, los traidores, todos están muertos o huyendo. Sin embargo, esta victoria tiene un sabor amargo, porque la verdadera lucha aún está por delante: la lucha por el poder, la lucha por el control de lo que queda del territorio, de la familia, de la vida. Y todo esto tiene un precio.Adrian aprieta los puños a mi lado, su mirada fija en el vacío, en e
SashaLa noche ha caído, pesada y silenciosa, envolviendo la ciudad con un manto oscuro. Las luces de las calles parpadean, como estrellas muertas que intentan volver a encenderse, pero la sombra de la guerra es más fuerte, más persistente que el brillo de la esperanza. Camino en silencio al lado de Adrian y Dante, nuestro trío nuevamente unido, pero con una nueva tensión, una conciencia compartida de que todo lo que hemos construido puede desmoronarse en un instante.La guerra no ha terminado. Ni siquiera ha comenzado, en el fondo. Lo que hemos visto, lo que hemos atravesado, no ha sido más que un calentamiento, un aperitivo. El verdadero desafío comienza ahora. Las otras facciones, aquellas que se han mantenido al margen, comienzan a inquietarse. Los lobos. Los vampiros. Y otros más, jugadores ocultos en las sombras, listos para hacer lo que sea necesario para apoderarse de lo que nos pertenece.— Hay que actuar rápido —lanza Dante, rompiendo el silencio con su voz grave—. Los otros
SashaLos ecos de voces, susurros, amenazas, se entrelazan en el aire denso de la sala. Las caras a mi alrededor están marcadas por expresiones de desconfianza y cálculo, pero las veo. Veo en el fondo de los ojos enemigos, aliados igualmente frágiles, un destello de incertidumbre. Nadie está a salvo aquí. Cada palabra, cada movimiento podría ser el que sella nuestro destino. La tensión es palpable, más viva que nunca, como si la más mínima chispa pudiera incendiar la habitación y, con ella, todo lo que hemos construido. Todo lo que hemos sacrificado.Me siento extrañamente tranquila, una calma glacial que me atraviesa, como una ola negra de un mar embravecido, pero que no me ahoga. Al contrario, me impregna, me solidifica. Miro a Adrian, que se encuentra a mi lado, impasible, su mirada tan afilada como el acero. Él siempre es quien lleva la batuta. Él que me ha mostrado que no hay lugar para la duda en este mundo. Él que, con sus puños de acero, ha roto tantos sueños y ambiciones, aho
SashaEl calor de la batalla aún está en mis venas. El sabor de la sangre, el olor metálico que impregna el aire, los ruidos sordos de los cuerpos golpeados, el caos a mi alrededor – todo esto se mezcla en una danza violenta que me empuja a ir siempre más lejos. Los vampiros caen uno a uno bajo la presión de nuestros ataques. Cada golpe asestado es un mensaje, una advertencia para aquellos que se atrevan a desafiar nuestro poder. Los lobos, por salvajes que sean, obedecen a un solo mandato, a un solo principio: sobrevivir y reinar.Hago una pausa un momento, en un callejón sombrío del vestíbulo principal, para recuperar el aliento. Mis ojos buscan a Adrian en medio de los combates. Él está allí, implacable, una silueta sólida, inquebrantable, atravesando la noche con sus ojos de acero. La lucha está por todas partes a su alrededor, pero parece a gusto, como una bestia en medio de una tormenta.Entonces me giro hacia Dante. Sus ojos no abandonan ni un instante la escena, calculando cad
SashaEl viento sopla suavemente sobre la ciudad, aliviando ligeramente la tensión que me aprieta. Las calles están silenciosas, sin embargo, siento la presión, pesada y constante. La batalla ha dejado huellas, y aunque hemos triunfado sobre Matteo, queda en nosotros una sensación de inseguridad, como si la sombra del pasado continuara persiguiéndonos. Aún no ha terminado. Lo sé. Dante y Adrian también lo saben. No hemos ganado, no realmente, hasta que la última resistencia no haya sido aplastada.Es hora de prepararse para la última etapa. La guerra no termina en un campo de batalla. Termina cuando se rompe el corazón mismo del enemigo. Cuando el alma del poder es aniquilada.Adrian está a mi lado, más tranquilo que nunca. Sus ojos, penetrantes, escrutan el horizonte, pero está ahí, cerca de mí, como siempre ha estado. No es el hombre que conocí, ese hombre distante y misterioso. Es el hombre con quien compartí el dolor, la intensidad, el amor. El hombre que se ha convertido en el al
SashaEl olor del polvo, de los viejos muebles de madera, del acero frío. El silencio es opresivo, pesado con promesas de violencia y retribución. Nuestros pasos resuenan en la sombra, cada movimiento calculado, cada respiración contenida. La escena se ha congelado, el tiempo mismo parece suspendido. Este momento es nuestro, el que hemos esperado, preparado, y sin embargo, es difícil no sentir la adrenalina desgarrar nuestras venas.Los pasillos del edificio son estrechos, casi claustrofóbicos. Las paredes están cubiertas de retratos en blanco y negro, que representan rostros severos, congelados en el tiempo. Recuerdos del pasado, hombres que han construido este imperio de sangre y poder. Son ellos quienes han alimentado la guerra entre nuestros pueblos, creando grietas profundas, cicatrices que aún llevamos hoy.Dante camina al frente, su mirada aguda atravesando la oscuridad como un depredador en busca de su presa. A su lado, Adrian, tan silencioso como un espectro, con apariencia d
Capítulo 1 - La noche de los depredadoresSashaLa noche huele a ceniza y a sangre.Avanzo por los callejones oscuros de la ciudad, con el olor a humedad pegado a mi piel. Mi corazón late con un ritmo frenético, no por miedo, sino por ira. Esta noche, mi padre quiso sellar mi destino con un anillo y una alianza que no me pertenece.—Tienes que pensar en la manada, Sasha.—Un alfa no elige a su pareja por amor, sino por deber.Sus palabras siguen resonando en mi mente, quemando mi alma más intensamente que las llamas de una guerra. La manada Morvan ha reinado sobre esta ciudad durante décadas, imponiendo su ley a otros clanes, a los humanos, a todos los que se atreven a oponerse. Y yo, como hija del alfa, supuestamente debo perpetuar esa supremacía. Se espera que me case con un hombre al que no amo, que tenga sus hijos, que fortalezca alianzas sometiéndome a tradiciones que ya no significan nada para mí.Pero no soy una moneda de cambio. No soy una princesa vendida por el bien de un im