Morgana
Sus palabras intentan alcanzarme, romper mi concentración, pero recuerdo por qué lucho. Dorian. Lucian. Nosotros. El peso de mi misión, de mi papel en esta profecía.
Soy la luz y la sombra. Soy el equilibrio, y no dejaré que la entidad destruya todo lo que he construido.
— No, Ezequiel, soy yo quien elegirá, respondo con una voz firme, más fuerte que nunca. Elijo retomar mi destino.
El suelo se agrieta bajo mis pies, y una brillante luz dorada brota de mi cuerpo, una fuerza divina que ilumina todo el santuario. La entidad retrocede, como si temiera esta luz, pero sé que aún no es el final.
Dorian
Siento el poder de Morgana crecer a una velocidad aterradora. Ya no es la misma. Es más que una simple mortal, más que una bruja. Ella encarna la fuerza del universo, y es esa fuerza la que decidirá nuestro destino.
Golpeo con toda la rabia que he acumulado a lo largo de los siglos. Cada golpe resuena como un desafío contra la entidad, una advertencia. Pero lo sé, en el fondo de mi se