Tras el encuentro con Ramón.
Rose entró en su oficina. Dejó una carpeta sobre el escritorio y abrió su portátil. Se negaba a irse a casa. El pulso aún le latía con fuerza. Necesitaba controlarse.
Tenía un objetivo y no podía permitir que sus emociones se interpusieran. Se quedó mirando la pantalla del ordenador durante un largo rato. La llamada anónima de hacía una noche volvió a su mente.
Su padre. La nana. La fotografía de sus padres con los Lariel tenía mucho que contar y ella tenía que descubrirlo. Lo que había que hacer, había que hacerlo.
Abrió la base de datos interna. Adquisiciones. Historial de proveedores. Colaboraciones con hospitales. Todo lo que se le ocurría. Pasaron las horas y permaneció pegada a la pantalla. Archivos tras archivos.
Cada proyecto tenía archivos vinculados. Contratos legales. Documentos de facturación. Listas de pacientes para la atención patrocinada por la empresa. Filtró por acceso confidencial y empezó a cotejar nombres.
La mayoría de los archivos la