GABRIELA —¿No serás ninfómana y solo por eso le entiendes al italiano cuando te la está metiendo?. Escuchó la llamada de mi mejor amiga y realmente me preguntó de qué manera ella ayuda a sus pacientes, aunque empiezo a creer que quizá tenga algo de razón. Rodrigo Izaguirre vivió muchos años entre España e Italia y me ha vuelto adicta a él de una forma escandalosa en más de un sentido porque aunque esa loca no deja de preguntarme cuántos orgasmos puedo llegar a tener, se que no es solo eso sino también la manera tan única que él tiene. Su hombría y arrogancia son como un complemento que debería odiar, a veces odio pero al mismo tiempo me da una seguridad inexplicable porque por Dios que no soy el tipo de mujer que espera valer por un hombre pero que ese hombre te haga sentir valorada son cosas que pueden parecer y ser un abismo de diferencias, las comparaciones en mi vida están presentes, me es inevitable y triste no poder dejar de pensar en eso pero no cabe dudas cuando recuerdo s
GABRIELA —No puede ser, mi hermano porque, es que me tengo que ir de verdad, déjame ir, ! RODRIGO!. Me desespero a más no poder cuando siento que debo caminar pero el no me suelta y yo solo quiero que me salgan alas para ir por mi hermano y mi familia, la llamada desesperada de mamá es todo lo que ha sido nuestra vida por años desde que mi hermano de una u otra forma torció el camino y me duele tanto como me llena de rabia que no haya aprovechado las oportunidades que él también ha recibido. —Por favor no lo entiendes, mi mamá está muy mal, papá es diabético y el estúpido de mi hermano, ellos me necesitan— sollozo en su pecho— déjame ir. —¡No te estoy reteniendo de esa manera!— me grita como hace mucho no lo hacía y me callo ante eso— por favor, cálmate.—!Me tengo que ir!. —No te vas a ir, no así y menos sola, ya te dije que no te vas Gabriela, ¡Nos vamos!, estamos juntos. Dice haciendo una llamada mientras yo me cambio de inmediato, mis nervios no me dejan pensar, mi hermano p
PATRICIO—Bienvenida, imaginaria que en algún momento llegarías. No puedo decir que la llegada de Marina, la madre de Gabriela me sorprende pues realmente la esperaba y no me equivoqué. Sus lágrimas tienen todo el sentido, Tom es su hijo menor, su consentido y el más problemático o al menos es lo que yo creo. —Patricio— susurra y estiró un pañuelo para que seque sus hermosos ojos verdes— mi hijo. —Vamos linda ven aquí— me pongo de pie y le ofrezco mis brazos— he estado muy pendiente de lo de Tom te lo juro, sabes que yo nunca los dejaría.—Lo sé y no dudo de eso, lamento haber venido hasta aquí, hace muchos años que no pisaba la empresa— se excusa— tu esposa me odia pero mi hijo— se le llenan los ojos de lágrimas de inmediato— Tom no es un mal chico. Llora y en la soledad de mi despacho y la abrazo con toda la confianza que le tengo a esta mujer, porque aunque mi esposa no lo entiende, así es y así será siempre porque ha sido la única que me ha dado consuelo cuando más lo necesit
RODRIGO —Todo va a estar bien, hey— tomo su rostro en mis manos— todo va a estar bien, creo que te olvidas de con quién estás.Veo que se ríe y se prende de mi, mientras me abraza agradeciendo lo que hago por ella pero realmente ella lo ha hecho todo por mi, sacarme de ese círculo vicioso de vacío y amargura mientras sus gritos, reclamos y gemidos han llenado mi mundo de la mejor manera.Ambos estamos nerviosos pero no sé lo pienso decir, prefiero que crea que Victor no me importa lo suficiente aunque quizá sea así. De haberme importado mucho, no le hubiese quitado la mujer pero eso es otro caso, ahora siento su ansiedad y sus nervios por lo de su hermano así que mientras el auto llega por nosotros, le digo que prometo que todo estará bien, ya tengo los datos del robo en el que su hermano está involucrado y aunque he exigido las cámaras por teléfono no me las quieren dar. —Vamos— caminamos al auto que nos lleva a la delegación mientras nuestras cosas quedan en su departamento y se
RODRIGO Cuando pensé que realmente había dejado mi pasado atrás, me llene de odio y decepción, hasta se que me convertí en un misógino estúpido que pensaba, todas las mujeres eran igual de traidoras y ambiciosas como Isabella, pero después de Gabriela quería vivir, vivir y no sentir que la vida es una mierda otra vez, como ahora. —Te juro que lo puedo explicar, mi amor de verdad yo no... Hablo pero miento, jamás me había sentido tan perdido como en este momento, probablemente ni cuando mamá murió me había sentido así pero aquí estoy sin palabras y con un nudo en el estómago viendo a las mujeres que han marcado mi vida en más de una manera. Isabella frente a mí, después de años mirándome con atención, con los ojos cristalizados, como cuando creía que era la mujer perfecta, con la que me quería casar y formar una familia, con la que vivi de ilusiones y Gabriela, mi eufórico amor prohibido con sus ojos llenos de lágrimas y decepción y juro que quiero vomitar. —Lo puedo explicar— m
GABRIELA —Amiga por favor, tienes un día entero aquí, ya tu mamá me dijo que no quieres hacer nada y eso es raro en ti, ¿Qué fue lo que pasó Gaby?— escucho a Laura que se ha metido a mi departamento. —Quiero dormir estoy cansada— suspiró pero apenas veo a mi mejor amiga corro a llorar en sus brazos— no se que pasa— me da por llorar más— hace horas Rodrigo y yo estábamos felices y ahora— me tiemblan los labios— él dijo que me amaba y ahora ya no está, se fue a Italia, pensé que vendría por mi y se fue a Italia, se fue con ella, esa mujer apareció otra vez, su gran amor regreso y el se fue.Lloro de la peor manera y los ojos de mi amiga me dicen lo mismo que yo, no lo puede creer y yo menos, cuando escuché todo eso salí corriendo sintiéndome una intrusa de ese dolor, esa mujer era Isabella le explico y cuento todo, su gran amor con la que se iba a casar que apareció de la nada y con unos documentos que hablaban de su inocencia. —Si fuera una mala mujer todo sería más fácil pero no lo
GABRIELA—¡Dios mío, mi hija!.—Mi niña por Dios, háblame, hija. —Gaby, por favor dinos que estás bien. Escuchó más de una voz conocida a mi alrededor y voy recuperando el sentido abriendo de a pocos los ojos pues siento que he dormido un año y he tenido un sueño ridículo. La cabeza aún me da un poco de vueltas pero ver a mi familia me hace sentir un tanto mejor dándome cuenta que hay demasiada luz. —¿Que me pasó?— pregunto queriendo ponerme de pie pero mamá me dice que no lo haga— pero dónde estoy. Definitivamente en un hospital y mi papá besa mi frente diciendo que todo está bien. —Sabía que no estabas bien, esa locura de vivir sola nunca me ha gustado y sabía que eso iba a pasar en cualquier momento, seguro estás anémica— me regaña mamá— el pobre Victor se quedó vestido y alborotado— habla y me recuerda que no fue un sueño si no una realidad. —¡Dios mío!— quiero gritar y me levanto de golpe— estoy bien— busco mi ropa— vayanse por favor, me quiero cambiar, tengo que salir de
RODRIGO —Aun no puedo creer que estemos aquí— escucho a Isabella que suspira pegada a mi brazo— gracias por esta segunda oportunidad. Dice la rubia que increíblemente para mí después de que sufrí como un condenado por ella cuando me dejó, ahora no me causa nada más que confusión porque a pesar de todo me niego a creer que mi papá haya hecho algo así, eso sería cruel hasta para alguien como yo, y mientras ella cree que la llegada a Italia es una segunda oportunidad para nosotros, yo solo quiero que mi padre tenga las pelotas de decirme que paso y que Gabriela me responda porque ahora mismo debe estar pensando lo peor, no la culpo y esto me desespera, ella no responde mis llamadas.—¡Dios mío!— escucho a mi nana totalmente sorprendida viendo a Isabella— Rodrigo.—Aide— corre Isabella hacia ella que me mira y solo le hago un gesto de silencio. —Todo está bien nana, mira quién regresó— la abraza y me sigue la corriente— denme un minuto. Me voy al despacho buscando comunicarme con Gaby