Clara miraba la ciudad a través de la ventana del edificio, el bullicio y las luces parpadeantes abajo parecían ajenos a la tormenta que se desataba en su interior. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos cálidos de anaranjado y rosa, pero dentro de ella todo estaba oscuro. Las palabras de Sofía seguían flotando en su mente, retumbando como un eco que no podía callar. Un pacto, fuerzas invisibles, entidades más allá de la comprensión humana. ¿Qué tenía que ver todo esto con ella? ¿Cómo había llegado tan lejos en un juego del que no entendía las reglas?
Se apartó de la ventana y dio un paso hacia la mesa donde descansaba un mapa de la ciudad, lleno de marcadores y círculos rojos que representaban las ubicaciones clave en la red que Sofía había mencionado. Clara había comenzado a trazar sus propios caminos, a investigar, a intentar comprender la magnitud de lo que enfrentaba. Pero cuanto más profundizaba, más perdido se sentía.
-¿Cómo llegamos a esto? -murmuró para sí mis