El sol comenzaba a filtrarse por las enormes ventanas del penthouse de Isabela, iluminando las líneas modernas y elegantes de su oficina. La ciudad seguía siendo un mar de ruido y movimiento a sus pies, pero Isabela, desde su atalaya, estaba completamente inmersa en sus pensamientos. Los últimos días habían sido una serie de tácticas que solo aumentaban la tensión entre ella y Valeria. Desde la cena en el hotel hasta las reuniones clandestinas que se sucedían cada vez con mayor frecuencia, el terreno de batalla había cambiado. Ya no era solo un juego de negocios; ahora, cada movimiento estaba cargado de una guerra no declarada, pero definitivamente real.
Isabela sabía que Valeria estaba jugando su propio juego, pero lo que no esperaba era que estuviera tan decidida a desestabilizarla. Después de todo, ¿qué podía querer una mujer tan joven en la cima de su carrera, enfrentándose a alguien tan consolidado como ella? Isabela había tenido tiempo de sobra para estudiar a Valeria, y había l