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CAPÍTULO 41**

— Me parece bien — respondo, y Beck asiente.

— Lex, tú y yo nos preparamos juntas, así puedo conocer a mi cuñada junto con la compañera de Will, Bella, y la compañera de Hunter, Lauren. — Asiento y sonrío. ¡Realmente quiero hacer nuevos amigos en la manada !

— ¡Espera ! ¡No tengo nada que ponerme !

— Lex, cariño, no te preocupes por eso. ¡Yo me encargo ! — responde Emma con una sonrisa pícara. Dios mío. — Pero después de revisar tu armario, definitivamente necesitamos ir de compras. — Asiento con entusiasmo y Beck hace un sonido de desaprobación.

— Ay, cállate. — murmuro, dándole una palmada en la mejilla. Terminamos el cereal y él pone los tazones en el lavavajillas.

— Ok chicos, vamos a correr, quiero que nos flanqueen como protección extra, ¿entendido ? — ¡Por dentro estoy entrando en pánico ! ¡Finalmente voy a correr como lobo otra vez ! Todos nos dirigimos hacia la puerta trasera y salimos al deck. Beck me lleva por las escaleras y hacia el bosque.

— Aquí, ve detrás de este árbol y cambia de forma, luego empújame cuando termines, ¿ok ? — Asiento y corro detrás del árbol. Me despojo rápidamente de la ropa e imagino mi lobo. Tarda un poco más de lo usual y es algo doloroso. En un momento emito un pequeño gemido y Beck grita preocupado :

— ¿Lexi ?

Finalmente cambio de forma y doy unos pasos vacilantes hacia Beck. Le apoyo la nariz en la espalda y él se da vuelta para mirarme. Veo seis lobos multicolores detrás de él, y deduzco que deben ser los chicos.

— ¿Lexi ? — sus ojos se agrandan. Me tumbo, ya algo cansada, y asiento. — Wow, tu lobo es hermoso. Nunca he visto un lobo completamente plateado. — Yo tampoco lo había visto y parece que los chicos tampoco, porque cuando les lanza una mirada, solo niegan con la cabeza. — Ya vengo — dice antes de alejarse detrás del árbol. Muevo la cola con entusiasmo y me quedo esperando su regreso. Escucho crujir huesos y un lobo completamente negro, con ojos color chocolate, sale. Rhea se siente orgullosa al verlo. Es guapo, incluso como lobo, y enorme, más grande que mi padre.

Él ladra feliz y camina hacia mí, donde sigo acostada. Apoya su gran cabeza en mi cuello y suspira. Me lame la cara y yo le muerdo la oreja juguetonamente. Él me empuja con el hocico, invitándome a levantarme. Suspiro y trato de ponerme de pie, pero me canso rápidamente. Él gime y yo sacudo la cabeza. No puedo. Se sienta y se arrastra hasta mí, apoyándose en su estómago. Sus ojos marrones se encuentran con los míos y me da un empujón con el hocico. Suspiro y lo intento de nuevo. Me levanto temblorosa, pero consigo mantenerme en pie. Él camina alrededor de mí para que pueda apoyarme en él. Gimo de dolor y él pone su cabeza sobre mi hombro. Me lame el cuello y comienza a caminar despacio. No tengo más opción que seguir el paso rápido si quiero apoyo. Caminamos unos 100 metros y empiezo a caminar por mí misma, lentamente. Seguimos caminando durante media hora más hasta llegar a un pequeño claro en lo profundo del bosque.

Me dejo caer al suelo y él se tumba a mi lado. Frota su cara contra la mía, suspirando, y yo le lamo la mejilla. Él se da vuelta y yo me acurruco a su lado. Pone su cabeza en mi cuello y nos quedamos allí durante un rato. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que quiero quedarme allí para siempre.

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