94. Sigue en pie.
El sonido de los huesos de Eliot crujiendo me pone la piel de gallina. Su grito, ahogado y desesperado, se apaga de golpe cuando la criatura lo aprieta con más fuerza. La sangre brota de su boca en un último estertor. Rita ahoga un grito y se cubre los labios con ambas manos, temblando.
—¡Eliot! —Rita da un paso hacia él, pero la agarro del brazo antes de que haga una estupidez.
No hay nada que hacer por él.
Su cuerpo cae como un muñeco roto cuando la criatura lo suelta. Un charco oscuro y espeso se extiende debajo de él.
Natan sonríe.
—No lo entiendes, Luke. Todo esto… es inevitable.
Lo observo fijamente, intentando reconocer en él al chico que solía seguirme a todas partes, el que intentaba imitar mis pasos, el que me miraba con admiración cuando éramos niños. Pero ya no queda nada de eso. La sombra que lo envuelve, el brillo enfermizo de sus ojos… ya no es mi hermano.
Es otra cosa.
La criatura comienza a moverse de nuevo, sus extremidades resbalando por las paredes como si fueran u