Henry se despertó primero al amanecer, la chica seguía pegada a él. Se veía tranquila y estaba hermosa como siempre, era su parte favorita al despertarse, ¿por qué iba a perder aquello por un inoportuno percance? La quería y debía confiar en que ella siempre lo elegiría. ¿Qué le estaba pasando? La acarició el pelo, el brazo, tomó su mano con la suya y la besó. La chica se removió, parpadeó un par de veces y luego abrió los ojos, sonrió al verlo observarla.
―Buenos días―saludó.
―Buenos días, preciosa. ―ella se elevó para darle un beso rápido en los labios. Él le dedicó una sonrisa y le pegó aún más a él mientras soltaba un suspiro y le acariciaba la espalda. Emma lo abrazó fuerte, ella era todo lo que él necesitaba.
―¿Nos preparamos para irnos juntos a la compañía? ―preguntó él mirando la hora en el reloj que había sobre la mesita.
―Sobre eso, hoy no me iré a la empresa…al menos no por el resto de la semana. ―dijo sin mirarlo.
Hubo silencio por un rato antes de que él hablara.
―Quiero