Celeste
En un momento estaba temiendo por la vida de mi mate y la mía. Creí que habíamos perdido, que este vampiro nos había arrebatado todo nuestro poder, que estábamos en sus manos, condenados. Pensé que Aldana no podía hacer más, Índigo luchaba, pero no lograba terminar de romper la protección.
Temí, que después de todo, del dolor que había pasado… fracasaríamos. Pero luego, Aldana tomó mi mano y sentí que mi fuerza renacía con un poder que jamás había experimentado. Una sensación de que todo era posible, de que no había nada que pudiera enfrentarme. Ella era deslumbrante, olía a mundos antiguos, sentí su sabiduría, amor, dolor, su angustia.
—Es mi poder y el de todas las hechiceras. Están todas aquí para ti Celeste, las que se han ido, las que existieron, incluso aquellas cuyos nombres nadie recuerda —susurró Aldana. Ella estaba haciendo esto, su recuerdo, su gran hechizo. Sentía a Alaric detrás de mí, su poder también fluyendo dentro de mí. Podía percibir la esencia de la tierr