Fabrizio
Marina y las guerreras habían ganado el extremo y expulsaban a los vampiros. La bestia Magnus y el Duque habían perseguido a mercenarios más allá del bosque. Había llamaradas que se quedaban en el suelo, caminando como si tuvieran pies, persiguiendo a los guerreros vampiros de Valerius. La batalla seguía, a veces cobraba fuerza, como si un poder invisible la recargara. Alfa Igor estaba inconsciente mientras Rogelio y Damián lo protegían.
—Hay muchos heridos —indicaba Amelia. Se había recuperado. Rachel buscaba vendas y ayuda en los alrededores. Habíamos venido tan de improviso que no trajimos nada para auxiliarnos.
—Tenemos que contener como podamos, pero me preocupa lo que sucede en la casa —respondí. Había una energía terrible que provenía de allí. Eva y Adriana hacían espacio para retomar la gran casona. Si, teníamos esto más o menos bajo control... Pero, ¿de qué serviría si Su Majestad y Celeste seguían ahí?
—¿Qué sucede? —preguntó Amelia cuando Nana nos llamaba a los que