Celeste
La venganza, el hecho de traernos hasta aquí, el pacto de sangre que hizo mi señor, el obtener su sangre, derramarla, la de mi tío, unir a tantos aliados que aún peleaban afuera... todo para un único objetivo. Años, esfuerzos, dolores, aprovechar cada oportunidad solo para tener el hechizo y matar a mi rey enfrente de su madre. Era un objetivo desalmado y macabro.
—No sabes lo que haces —dijo Aldana, firme. Sus ojos destellaron, sus puños se cerraron mientras observaba al vampiro. Mi mate yacía en el suelo, yo sujetaba su cabeza mientras sentía cómo su poder se evaporaba. Ya no escuchaba a Roy, el vampiro tomaba su poder de forma escandalosa.
—Mi rey... Mi mate... —las lágrimas se me salían mientras él tomaba mi mano.
—Mi cielo...
—Tienes que aguantar... No puedes dejarme aquí —le dije y vi su preocupación.
—Acabaremos con él, no te dejaría... —susurraba, sus manos temblaban. Yo le decía que no podía dejarme en este mundo sola. ¿Qué sentido tendrían las cosas? Pero él solo se