Desde los fresnos.

Alicia

—No se hable más, es tu deber obedecer siempre! arréglate y cambiate de ropa en este cuarto!, enseguida te enviaré algunas cosas —La señora se marcha y es entonces cuando suelto el aire contenido.

Después de la ducha, analizo las posibilidades de esta noche con el prometido de mi joven ama, que me descubra y me humille o que simplemente no lo haga y sea una buena velada.

La puerta se abre de pronto , estoy envuelta en la toalla, es otra de las mucamas, Salma. Mi mejor amiga.

—Ali, ¡amiga! No puedo creer lo afortunada que eres, la señora mandó a qué te colocaras todo esto, son piedras preciosas. ¿Puedes decirme qué vas a hacer? sé que algo se traen. Adele no hace más que soltar insultos en tu contra.

Solo revelo una sonrisa amarga pero guardo silencio.

—¿ Qué es lo que se traen la señora y tú?—insiste. —No puedo creer que te haya enviado cosas como estas. Mira este vestido. Ni en mil años tu o yo podríamos pagar uno igual—ignoro sus comentarios efusivos pues pienso que para lo que debo hacer esta noche la discreción es muy importante y Salma es de todo, menos discreta.

—Es mejor que no sepas nada Salma—digo finalmente quitando la toalla y comenzando a vestirme. Mientras lo hago me asusto solo de imaginar el tamaño de la misión que debo cumplir, lo que implica engañar a un Ceo tan poderoso como Alexander Brown. Ella me mira con gesto de sospecha y me ayuda a subir el cierre del vestido. Me ajusta un poco. No soy tan delgada como Adele. Digamos que tengo algunas curvas.

Un ratito después, estoy vestida, Salma me mira con la boca abierta mientras yo me observo al espejo. Hasta yo misma abro la boca sorprendida. No parece mi reflejo. Parece que estoy viendo a la misma señorita Adele. No entiendo porque ambas compartimos rasgos tan similares. Pienso que son cosas inexplicables de la naturaleza.

—¿Segura que tu padre y la señora Robinson no tuvieron un amorío? Mírate, parecen hermanas, claro tu eres más bonita, la ama parece una garza patas flacas y...

—No digas tonterías , basta Salma —Le reprocho. Pero ella me ignora y sigue sin salir de su impresión.

—¿Para eso te dió la ropa la señora? ¡Ah, Dios mío! ¡Es una locura! ¡¿Mi amiga se parece a mi joven Ama?!—dice con mucho arrebato. No puedo seguir sin compartirlo. Me quema la ansiedad.

—No es para alegrarse Salma, ahora estoy nerviosa, debo ir a la cita por ella, pero si el prometido de la señorita Adele se entera de que soy la criada, este podría ser el fin de mi trabajo, tal vez me desprecie, debe ser uno de esos ricos orgullosos que jamás se le ocurriría mezclarse con los pobres , será una ofensa para su ego—digo ya como para mí misma .

Salma hace un gesto de picardía y se coloca detrás ignorando mis comentarios, mientras ambas seguimos mirando mi reflejo en el espejo.

—¡Creo que tienes potencial para enamorar perdidamente al CEO y casarte con él! Podría ser la oportunidad de tu vida Ali. Definitivamente como decía mi abuela, naciste enmantillada. Que afortunada que eres—dice abrazándome desde atrás. Me giro de inmediato. La señora podría oírla.

—¡Deja de decir tonterías! ¡Soy una suplente temporal! ¡Y estoy aquí trabajando horas extras para ganar dinero! Eso es todo Salma —digo mirándola a los ojos. La señora Robinson entra momento después y su primera reacción fue de sorpresa al mirarme, no pudo disimular su afectación y después de soltar el aliento me hace poner el antifaz, más tarde abordamos el vehículo para la mansión Brown.

Mientras vamos en el auto la señora interrumpe el incómodo silencio para dar algunos recordatorios.

—Recuerda, no hables si no es necesario, y si alguien te hace alguna pregunta, ¡mírame a los ojos y recuerda las instrucciones antes de contestar! —asiento sintiendo como mi cuerpo desde ya empieza a tensarse .

El chófer se detiene frente a la mansión y nos damos cuenta que el baile parece haber terminado. La señora Robinson y yo bajamos de igual modo. Entonces caminamos con prontitud hasta la puerta. Claro, ella me lleva casi a rastras.

—Maldita sea Alicia, ¿Por qué estará todo en silencio aquí afuera? Dios santo creo que llegamos demasiado tarde, ¡el baile ha terminado! Todo es tu m*****a culpa niña, ¿Por qué tardaste tanto en arreglarte? Y el señor Brown ¿Estará muy enojado con nosotras?—protesta mientras nos acercamos y mientras la oigo estoy a punto de responderle en mi defensa que si la malcriada de su hija hubiera colaborado, todo esto hubiera salido muy diferente. Pero en vez de decir algo como aquello pienso qué es la oportunidad de salir del compromiso.

— Señora, siento mucho que hayamos llegado muy tarde , pero me pregunto si podemos volver ahora. Ya no hay nada que podamos hacer. Parece que todos se han ido.

—¡Ni se te ocurra! Esperaremos toda la noche si es necesario hasta que te encuentres con el CEO ¡Recuerda que te pagaré por ello! ¡Tienes que hacer lo que te pido que hagas sin chistar…—Entonces respirando hondo y tratando de calmarse me dice: —¡Quédate aquí y no te muevas, o no te pagaré ni un centavo!—miro a los lados, me deja en medio del patio y camina hasta la puerta. El antifaz me molesta así es que me lo quito un momento. Suspiro aterrada, si mamá me viera seguro me tomaría de las orejas. Pero haré esto por ella.

...

Narrador omnisciente

Así que Alicia Suspira profundamente al ver alejarse a la señora. De inmediato busca sin problemas un banco y se sienta. Solo espera poder irse pronto o teme le dé un infarto de tanto nervio. Esperará sin remedio sin darse cuenta que un hombre de traje la observa con atención desde atrás de los fresnos.

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