Distancia
Alessio
La besé con urgencia y desesperación. Cerré la puerta con mi pie, pero en ningún momento la solté. Se atrevió a desafiarme otra vez y provocó que la deseara aún más. Llevé mis manos a su rostro y ella me apartó. Nunca me esperé aquella bofetada. Toqué la zona donde me abofeteó.
—¡Déjame! —gritó y saltó de nuevo sobre mí.
La llevé a la pequeña sala y la senté forzadamente en el mueble. La tomé por los brazos y los coloqué sobre su cabeza para sujetarla con firmeza.
—Corriste a él en vez de a mí —mascullé y sentí mi cara arder—. Además, te atreviste a ponerme la mano.
—Eres un desgraciado. Eres peor que él. Eres un acosador de mierda y estás tratando de