Capítulo 80

Mi dueña

Alessio

Contemplar a Gina dormida era algo de lo que nunca me cansaría. Mirar su rostro tranquilo y despreocupado me regalaba la paz que tanto anhelé. El camino hasta aquí fue turbulento. Tuvimos que atravesar demasiados obstáculos para poder estar tranquilos, para poder disfrutar del amor que sentíamos el uno por el otro. Nunca imaginé que se podía amar con tanta intensidad.

Abrió los ojos despacio y me observó aún soñolienta. Acaricié su cabello y le di un corto beso. Era demasiado hermosa. No había nada que no pudiese amar de ella. No quería que estos días se terminaran. Volver a la rutina era algo que no anhelaba, pero sabía que era necesario y que aquello se convertiría en el verdadero reto de nuestra nueva vida.

—Buenos días, señora Lombardi. ¿Quiere bajar a desayu

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