En este momento me encuentro en el departamento, los niños están corriendo por todos lados, llenando el espacio con su energía desbordante. Su nana los dejó conmigo en el restaurante y se marchó, dejándome con estos pequeños demonios que parecen tener un talento especial para causar caos.
Mientras trato de organizarme, puedo observar la cara de Elijan, que refleja una mezcla de frustración y enojo mientras ambos corren y suben las escaleras riendo a carcajadas. Él ordenó que preparen un cuarto para ellos dos, y su paciencia se agota con cada segundo que pasa.
—¡Alexa, deberías hacer algo para controlarlos! —grita, exasperado, mientras uno de los niños casi se lanza de un escalón a otro.
—¿Y tú qué esperabas? —respondo con una risa burlona—. ¿Que se comporten como adultos? Son niños, Elijan, ¡déjalos ser felices!
Su mirada se oscurece al escuchar mi comentario, y puedo ver cómo se esfuerza por mantener la calma.
— Remo y Rubi , vengan aquí... —les digo a los dos, y ellos se acercan ráp