Libertad
Puedes salir
Aquel susurro la trajo de regreso, el dolor la invadió nuevamente como un golpe de realidad, la transformación nunca había sido tan dolorosa como la que estaba viviendo, tan consciente de su piel rasgándose, de los huesos crujiendo y cambiando, del paso al pelaje y como sentía el peso de ese cuerpo por surgir debajo del agua.
Sus garras se clavaron en el fondo rocoso y se impulsó a la superficie nadando. El sólo sacar su cabeza del agua fue como estar en otro lugar, la calma de la corriente, la delicada brisa que corría en la noche de verano… el fuego a la orilla del río. Nadó hasta allí y sacudió su cuerpo quitando el exceso de agua en el pelaje.
Miró sus patas logrando notar el negro de su pelaje. Lo había logrado, no sabía exactamente cómo, pero lo había logrado… Sentía el balanceo de su cola e intentó mirarla por un buen rato sin lograrlo, de seguro debía parecer que intentaba atraparla sin éxito, como cachorro inexperto. Pero lo que más le llenó el al