Enraizando
Tal como Kael le indicó el primer día… fue una tarea muy movida, desde que empezó a colaborar en el área de logística, Lía encontró una forma más natural de integrarse a la manada. No eran tareas glamorosas ni de alto rango, pero eran útiles. Revisaba inventarios, organizaba entregas, hacía listas de necesidades… y, sobre todo, escuchaba.
Fue esa parte la que sorprendió a muchos: Lía escuchaba. A los jóvenes que se quejaban de sus turnos de guardia, a las mujeres que estaban organizando una jornada de cuidado para los cachorros, al curandero que no daba abasto y pedía mejores registros para sus preparados y suministros.
-¿Por qué no haces un calendario compartido? Le propuso a una curandera. -Así no se pisan los turnos y sabes quién tiene experiencia con cada mezcla. Puedo ayudarte a diseñarlo si quieres.
La mujer parpadeó sorprendida, pero luego asintió con una sonrisa. Al otro día, Lía había adaptado una antigua pizarra, dibujado columnas, horarios y colores, e incluso pe