Jaqueline
El sol de la tarde entraba por las ventanas del apartamento vacío. Con la llave y la copia del contrato de alquiler en manos, giraba feliz y sola en el centro de la sala. A partir de ese momento, el apartamento era mío. Sentí que finalmente el mundo volvía a conspirar a mi favor. Sonreía sola, con un sentimiento de alivio y la promesa de un nuevo comienzo. Mirando las paredes blancas a mi alrededor, podía visualizar cada detalle de la decoración.
Aprovechando que tendría un descanso para almorzar más largo y sin querer abusar de la buena voluntad de Alexandre, me dirigí a las tiendas. Compraría mis primeros muebles para mi nuevo hogar, como si estuviera sembrando semillas de una nueva vida.
Pero, aun con el corazón ligero y los sueños en ebullición, el recuerdo de los besos y caricias de Alexandre insistía en hacerse presente. Sus manos fuertes recorriendo mi cuerpo, su respiración agitada, el momento en que casi me entregué en el sofá de la oficina. Sacudí la cabeza tratand