POV: Cinthia
Esa mañana . Llamé a su puerta con la dulzura de una niña perdida. Sabiendo que Aslin no estaba allí . Tenía todo calculado y esperaba que funcionará .
Tres toques suaves.
Tres avisos de que estaba lista.
El corazón me latía con fuerza, no por miedo… sino por anticipación. Porque había llegado el momento de mover la siguiente pieza. Y lo haría con elegancia. Con drama. Con dolor… fingido, claro.
Carttal abrió la puerta sin decir una palabra. Apenas si me dedicó una mirada antes de girarse, dándome la espalda.
Perfecto.
Estaba molesto. Tenso. Cansado.
Eso lo hacía más vulnerable.
—¿Puedo hablar contigo? —pregunté, con voz temblorosa, como si las palabras me dolieran en la garganta.
Él no respondió, pero tampoco me echó. Así que entré. Cerré la puerta con cuidado. Me quedé de pie en medio de su habitación como si fuera una intrusa, como si el simple acto de estar allí fuera un acto valiente.
Todo actuación.
Suspiré largo y bajé la mirada. Debía empezar suave. Que él sintier