POV: Carttal Azacel
La sangre me hervía.
El mundo giraba lento, como si me estuvieran arrastrando dentro de una pesadilla de la que no podía despertar.
Vi su cuerpo caer.
El de ella.
Aslin.
O eso creyó mi alma por un segundo.
No pude moverme.
No pude gritar al principio.
Solo escuché el sonido del disparo rebotando dentro de mi cabeza.
Y luego el silencio.
Ese silencio.
Como si el mundo hubiera dejado de respirar.
—¡ASLIN! —rugí con todo el dolor que tenía dentro, corriendo hacia el acantilado como un loco.
El viento me golpeaba el rostro, como si también quisiera detenerme.
Pero no me importó.
Nada me importó.
Quería saltar.
Quería alcanzarla.
Quería traerla de vuelta.
Ethan me sujetó justo a tiempo, con fuerza, con todo el peso de alguien que ya sabía lo que era perder.
—¡SUÉLTAME, ETHAN! ¡SUÉLTAME O TE MATO! —grité como un animal herido, forcejeando como si tuviera fuego bajo la piel.
Pero él no me soltó.
Y fue ahí… en ese segundo de rabia muda, cuando lo vi.
Alexander.
Bastardo.