POV: Aslin Ventura
El camino se me hizo eterno, aunque no pasaron más de unos minutos. El auto avanzaba firme, dejando atrás el humo, los disparos, el miedo… pero mi corazón seguía latiendo como si aún estuviera allá, atrapada. Me aferraba a Carttal como si soltarlo significara perderlo otra vez. Él no dijo nada, solo me abrazó fuerte, como si también necesitara recordarse que yo era real.
Cuando llegamos, reconocí de inmediato la entrada de la casa del abuelo Cedric. Las luces del porche estaban encendidas, y el aire olía a tierra mojada, como si el cielo también hubiera llorado conmigo. El portón se abrió y el auto se detuvo frente a la puerta. Antes de que pudiera decir algo, Carttal bajó y rodeó el vehículo para abrir mi puerta.
—Estamos en casa —susurró, extendiéndome la mano.
La tomé.
Mis piernas temblaban cuando di el primer paso. No por miedo, sino por la emoción que me desbordaba. La puerta principal se abrió de golpe, y el abuelo Cedric apareció. Su bastón golpeó e