—Ah, yo… he…
—Le decía a Thalia que ya te irás —dijo el presidente y Jules le observó sin entender de qué hablaba.
Taly se giró a verle sin entender.
—¿De qué hablas, querido? —preguntó Jules—. No estoy entendiendo nada.
—Hablo de que voy a terminar de cenar con Taly, la mujer con que me acabó de comprometer —mintió el presidente mientras Jules jadeaba sin creerlo y Taly solo boqueaba como pez fuera del agua.
—¿Qué clase de broma es esta? —Volvió a preguntar su novia.
—Ninguna, es cierto que ella es una empleada y pensaba usarte como cara al público para mantener mi relación con ella, pero después de hablarlo con mis allegados más íntimos, creo que no será necesario. —El presidente volvió a mentir con una frialdad que Taly se dijo que por algo era político—. Es mejor que te vayas, si quieres un pago monetario, podemos negociarlo.
—¿¡Me estás diciendo que nunca pensaste en tener nada serio conmigo después de muchos meses juntos!? —gritó Jules y Taly comenzó a retroceder al ver sus inten