Emilia pensó un momento y dijo: —Podrías entregarte a él.
—¿Entregarme a él?—, repitió Julia, sonrojándose. —Ya lo hice anoche.
Emilia se rio. —No, no me refiero a eso. Digo que te vistas como un regalo, por ejemplo de sirvienta o enfermera. Dale una sorpresa.
Julia se sonrojó aún más. —¿A los hombres realmente les gusta eso?
—Claro que sí. A los hombres les gusta que las mujeres parezcan recatadas en público, pero en la cama prefieren que sean apasionadas.
—Entonces... ¿Debería comprar algo en línea?
—Déjame ayudarte a comprar algo sexy—dijo Emilia, y rápidamente hizo un pedido en línea para Julia.
—Julia, ya lo compré. Debería llegar en un par de días.
—Está bien. Gracias, Emilia.
Cuando Andrés llegó a la reunión de negocios, casi todos ya estaban allí. Llegó algo tarde y lo llevaron a su asiento.
Luis también asistió, ya que su familia tenía un grupo médico y estaba en la lista de la asociación.
—Andrés—dijo Luis sentándose a su lado. —¿Por qué llegaste tan tarde?
—Me retrasé un poc