Mundo ficciónIniciar sesiónEl aire de la Cámara del Origen no era frío ni cálido. Era eléctrico. Olor a canela quemada, azufre y la humedad de la tierra virgen. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, comprendí por qué mis ancestros habían llamado a este lugar el Corazón del Árbol. No era una cámara tallada; era una caja torácica de raíces gigantescas y nudosas, tejidas para formar una cúpula orgánica, y en el centro, algo latía.
El sonido era un pulso grave, rítmico, que no provenía de una criatura viva, sino de una fuente de magia concentrada.
Es... orgánico, pensé, y el sentimiento de Anya llegó de inmediato: Y est&aa







