Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana después de la emboscada, la tregua entre Anya y Kael no se rompió; se hizo más delgada y afilada. El miedo al lobo Blanco incontrolable era un catalizador más fuerte que cualquier odio. Kael había despejado el gimnasio de entrenamiento privado en el ala militar de la Fortaleza, un espacio amplio y silencioso.
Anya, aunque todavía dolorida por la transformación, estaba lista. Sabía que la locura que había prometido Kael era una amenaza real.
—El lobo Draconis puede enseñarle a tu lobo a caminar, Anuladora. Pero tienes que rendirte a la lección.
Kael estaba de pie frente a ella, solo con pantalones de entrenamiento negros, su cuerpo exudando calor y disciplina. Él era la encarnación del control.
—¿Rendirme a qué, exactamente?







