140. El club del té (TF)
Sofía y su grupo de amigas se quedaron observando cómo Herseis se alejaba, resguardada por los escoltas que, con pasos firmes y en formación, la escoltaban hacia la salida de la tienda. La imagen de Herseis, tan segura de sí misma, irradiando esa elegancia y aplomo que antes parecía imposible en ella, dejó a las mujeres en silencio por unos segundos, procesando lo que acababan de presenciar. La transformación era innegable. ¿Cómo había pasado de ser una mujer decaída, mal vestida, triste, infértil y seca a esta figura luminosa, ilustre, elegante y activa? Aquella vez solo había visto oscuridad y pesadumbre en ella, como un desierto lúgubre, incapaz de dar fruto. Ahora, por el contrario, se había convertido en un maravilloso jardín lleno de flores, animales, luz y vida. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Estaba asombrada y embelesada por el cambio tan drástico que Herseis había tenido.
Sofía frunció el ceño, incómoda con la sensación de estar viendo algo que no entendía. La He