11: La calma antes de la tormenta

Salomé y Carolos se quedaron de pie mirando a la vampiro hasta que fue obvio que en efecto se había quedado dormida.

Sin nada más por hacer, ambos lobos fueron y se sentaron en diversos lugares del campamento, vigilando a su nueva “compañera”, hasta que el cansancio les venció y se quedaron dormidos.

Lo que despertó a Salomé más tarde fue un aroma que hizo que el estómago básicamente la golpeara: carne asada con hongos fritos. Abrió los ojos y aunque lo veía con la luz de la mañana, no creyó lo que tenía enfrente: Kaia estaba en la fogata cocinando y se oía que tarareaba una canción.

Se giró hacia donde Carolos había ido a dormir la noche anterior y lo vio también despierto y mirando la escena, luego este se giró a ella y pudo ver en sus ojos que le preguntaba: “¿Estás viendo lo mismo q

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