Capítulo 65: El despertar de los celos de Robin Hood.
Marcus.
Me bajé de mi deportivo en la plaza de aparcamiento privado del ático de lujo, que me cedió mi hermana, y mi cuñado, para que viviera estos días que iba a vivir en Edimburgo, para el juicio. En teoría me iba a vivir a la enorme propiedad que mi cuñado, donde vive con mi hermana, y mis cuatro sobrinos, pero decliné la invitación, demasiadas distracciones, yo había venido a trabajar.
Ese es mi problema, siempre que me reúno con cualquiera de ellos, ya sea mis cuatro sobrinos, o mis dos sobrinas, esos granujas consiguen que me convierta en el tío más consentidor del mundo, nunca sé decirles que no, y tenía un juicio que preparar, y visto lo visto hoy, sobre todo ante los oponentes que tenía en enfrente, en especial una descarada abogada que sabía cómo sacarme de mis casillas, justo como acaba de hace como media hora, donde me dejó sin palabras, y con una necesidad troglodita y nada civilizada, pero de carácter urgente, de cargarla sobre mi hombro, para llevármela de allí, encer