Cuando desperté, seguía apretada contra el cuerpo de Andrew. La luz del sol se filtraba por la ventana; debían ser pasadas las siete de la mañana. Me moví despacio, saliendo del brazo envuelto en mi cintura. Él se removió, pero siguió durmiendo. Me detuve unos segundos para admirarlo; nunca lo había visto dormir y no estaba preparada para la ternura que me llenó el cuerpo. Se veía tranquilo, plácido, no tan tenso como siempre. Decidí dejarlo descansar, pues parecía que no lo había hecho en mucho tiempo.
Me puse su camisa tirada en el suelo y fui al baño para asearme antes de preparar el desayuno. No soy la mejor cocinando, pero aprendí algunas cosas cuando mi madre enfermó y me ayudaba a calmar mi ansiedad.
Media hora después, estaba tan concentrada en batir los huevos que no lo sentí hasta que su aliento golpeó mi nuca. Me encerró entre la encimera y él, poniendo sus manos a cada lado de mi cintura e inhalando mi olor. Aquello encendió un espiral de deseo, me mojé enseguida y presi