AMELIA LEAL
Me trago un sollozo, tratando de calmar mis sollozos, consternada por mi estado. No sé qué me pasa, este hombre parece ablandarme como la mantequilla.
— Perdon. — murmuro en voz baja, escapando de su agarre.
Con el dorso de mi mano seco mis lágrimas, volviéndome de lado para escapar de su atenta mirada. Él no dice nada y ni siquiera se mueve mientras limpio el agua de mis ojos.
— Entonces puedes irte ahora. —Me enfrento al rostro expresivo, juntando mis manos frente a mi cuerpo, tratando de disimular la vergüenza que se arrastra a través de mi cuerpo.
Una sonrisa de suficiencia se forma en la comisura de sus labios y los iris oscuros brillan desafiantes, dejando en claro que no va a dejar que esto pase desapercibido.
— Sabes donde encontrarme. — Asegura, al contrario de lo que imaginaba, comienza a caminar hacia la salida. Dejando en el aire que en algún momento vendré a buscarte.
Nunca
—No vuelvas más aquí. espeté, irritado por su insinuación.
No se vuelve hacia mí, pero d