19. Reunión de almas
Tranquilidad, calma y sosiego es lo único que siento, una extraña paz me rodea arropándome con prontitud como si eso fuera lo único que me habría hecho falta en mucho tiempo.
— ¿Dónde estoy? — cuestione al no saber en dónde me encontraba debido a que la oscuridad hace un rato que ha venido a arroparme y me he terminado perdiendo en este laberinto sin fin que parece nunca acabar.
— ¡Ja, ja, ja!
La tenue y cálida risilla de una pequeña niña juguetona que para nada me producía inquietud sino más bien que afianzaba la paz resonaba por todos lados, aquella risa resonó de la nada no muy bien pretendí fijar mi atención en mi alrededor pese a que no puedo distinguir evidentemente nada en tal y total oscuridad.
No obstante y por encima de lo pensado y de lo que se pudiera llegar a imaginar el miedo resulta ser ahora lo que menos experimento.
Tomada aquel mismo juego la niña empezó a correr al alrededor mío la sentía como daba vueltas sin parar aparentemente llena de emoción.
Al escucharla su ta