130. RECORRIDO
Estoy aterrada mirando el horrible monstruo que va a atrapar a Tata Julián, quiero gritar, pero la voz no me sale. Contemplo con horror como la oscuridad lo envuelve, al fin un enorme grito sale de mí. El padre Bartolomé corre a ver qué me pasa, le señalo lo que está sucediendo; sin embargo, parece que no lo ve. Solo es visible para mí.
—Cálmate querida, todo está bien, todo está bien —me repetía una y otra vez intentando llevarme de nuevo al interior de la capilla.
Me desprendo de su agarre y corro con todas mis fuerzas, para ayudar a Tata Julián, cuando una mano me detiene. Giro mi cabeza para verlo joven con una mirada muy preocupada. Y sin más, me abrazo a él llorando, me lleva de regreso a donde el padre Bartolomé me espera. A mis gritos las hermanas vinieron corriendo, acompañados de Dolores, que sin más me abrazó con fuerza, comenzando a cantar la nana que decía mi mamá. Y mientras ella lo hacía, las hermanas y el padre rezaban, en lo que Tata Julián cantaba.
Y por encima de