129. PADRE

—Vamos, siéntate, te trajimos el almuerzo. No debes dejar de comer, sabes que enseguida enfermas.

No dije nada, hice exactamente lo que ellas me pedían. Giré mi cabeza tratando de ver donde se encontraba Julián, no sé cómo, pero podía sentirlo cerca. Y fue entonces cuando vi, que la puerta detrás del espejo estaba entreabierta. Comí en silencio sin ser interrumpida por las hermanas. Tomaza me había hecho una rica crema de vegetales, la comí toda sabiendo que si no lo hacía ellas me obligarían.

Luego se retiraron al yo decirle que quería dormir. Que bajaría más tarde, esperé que cerraran la puerta para ver a Tata Julián. Para mi sorpresa, la imagen de una bella mujer muy parecida a mí, salió en su lugar de la habitación detrás del espejo. Me puse de pie presurosa, tratando de escapar de la habitación. No sé por qué motivo sentía mucho miedo de ella. Pero fue mucho más rápida que yo.

Me llené de valor y la enfrenté. Tenía la pequeña sospecha, de que se trataba de la primera Ángel. Pe
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